Un rato en mi lugar favorito (libre) cuarta generacion

-¡Oh caray, si mi viejo me cojiera otra vez!- suspiraba algo avergonzada mientras pensaba en el sermón que hace unos días me dió mi queridísimo padre por no comportarme como una señorita. Pero luego mi biporalismo me volvió a atacar. Al hacerlo mis facciones que demostraban un rostro lleno de preocupación por ser la Oveja Negra Weasley cambiaron a la milésima de segundo y luego mi parte optimista me salió a relucir. -¡Pero qué vá nadie me cambie y yo soy como soy, aunque la gente piense que me intercambiaron en el hospital!-dije con sarcasmo y comenzaba a silbar caminando hacia el lago.

Era un día totalmente perfecto. Los prados estaban pintados de verde y de muchos colores, mientras que el lago estaba bañado de un tinte color naranja por la luz del soy, que estaba brillando por todo su explendor. Lo malo era que hacía mucho calor. La temperatura parecía de 110 grados Celsius. Parecía como si estuviese en un horno de microndas muggle cocinándome viva; pero por lo menos eso era mil veces mejor que los festines de lluvia, que arruinaban una perfecta pasadía.

Me senté en uno de los prados, y de mi bolso llevaba una bola de futbol muggle. Lo saqué de ella y decidí jugar el futbol muggle. Pero lo malo era que estaba sola y no hacía gracia jugar un juego en solitario; pero luego me encontré con alguien muy conocido a mi. -¡Hola Al!- sonreí al verlo, a pesar de que normalmente solía estar sola y sin mis primos ya que no quería que mis compañeros de Slytherin pensaran que yo era una rarita por estar con un Gryffindor hablando calmadamente y sin insultar.