Desayunando (Libre; pero solo los personajes de la Primera Generación)

miércoles, 27 de octubre de 1943

-Vaya, ahhh...- decía mientras me despertaba y tomaba mi reloj para mirar la hora. -Vaya son las cinco y cuarentacinco. Es muy temprano, pero yo quisiera ir a desayunar ahora.- dije mientras examinaba la hora. Me levanté de la cama y estiré mis brazos. Luego fui al lababo, me bañé, me vestí y me arreglé sencillamente. Luego recogí la cama, tomé los objetos y libros para las clases, y a las seis con diez minutos de la mañana me dirigí al Gran Comedor.

Era muy temprano. El comedor estaba casi vacío, solo había unos chicos de Gryffindor un año mayor que yo haciendo bromas a otro chico más pequeño de Hufflepuff y tres chicos Slytherin leyendo. Me senté en la mesa de mi casa, y mi lechuza Belle vino, con una carta de mi mamá, el periódico del Profeta y el nuevo número del Corazón de Bruja. Puse el periódico y la revista a un lado, luego abrí la carta y la leí.

Spoiler:

Cerré la carta y unas lágimitas me salieron en mis mejillas, imaginándome a mi mamá llorando mientras escribía la carta. Ella, a pesar de ser del Ministerio de Magia, ella se preocupaba demasiado por nosotras. -¡Oh mami, que linda eres! Yo sé que eres muy sobreprotectora con nosotras; pero te quiero mucho mamita.- dije besando la carta.

Pero luego miré algo que me hizo más alegrar. -¡Muffins!- grité de la alegría. Era muchos deliciosos muffins, de todos los sabores y colores. Sonreí, hasta que ví una manada de chicos corriendo hacia los muffins, y se fueron, dejándo el plato en donde estaban los muffins casi vacío, ysa que solo había un solo muffin, de vainilla con chispitas de colores. -Oh tengo que coger el último muffin.- dije. Entonces me acerqué disimulada hacia el plato, muy decidida.

Era mi pequeña debilidad ese pastelito de vainilla con chispitas de colores, era delicioso. Los helados de vainilla y los pastelitos de vainilla con chispitas de colores eran los que me mataban; pero aún así yo suelo comer cosas saludables. Normalmente no suelo ser la chica que le gusta comer muchos postres o dulcesitos por ahí. Si cogía un postre era rarísima la vez, y ésta era una de las raras veces que lo hacía.

Caminaba de puntitas ligeramente, como si estuviera bailando ballet. Nadie en estos momentos estaba pasando por el lugar donde estaba el muffin, estaban en lo suyo. Entonces tendí poco a poco mi mano derecha hacia el apetitoso bizcochito. -Ya te tengo amiguito. Tú ya mismito vas a ir a mi boca.- musitaba en silencio; pero muy decidida.

Finalmente cuando cumplí mi objetivo, tomé un plato limpio, una servilleta, una taza de té para acompañar el pastel y dos cucharas, una para el té y el otro para el pastel. Caminé hacia mi mesa, cuando de pronto sentí que alguien se tropezó accidentalmente conmigo, o debería decir yo me tropezé con una muchacha, que no tuvo la culpa del pequeño accidente. Y al ambas chocar el pastelito, la taza con el té y su libro se fueron volando. Tomé mi varita y la apunté hacia los tres objetos."Wingardium Leviosa" pensé con firmeza y los tres objetos se elevaron con gracia, antes de aterrizar en el piso. Luego moví la varita, e hice mover los objetos con suavidad, hasta que los acerqué a la mesa y los aterizé sin ningún problema.

Después de eso miré la muchacha disculparse con mucha sinceridad. Entonces levanté la mano para que me dejara hablar. -No te preocupes, disculpa aceptada. Pero la que se debería disculparse soy yo. Fui yo la culpable de que nos tropezáramos. Si yo no hubiese deseado con todas mis ansias comer el pastelito, eso no pasaría. En verdad, lo lamento. - dije educadamente. Y le dí la mano para estrechársela, en señal de mi disculpa. -En recompensa del pequeño incidente, si quieres yo parto el pastelito por la mitad para compartirlo. ¿Quieres un pedacito de mi pastelito?- pregunté con educación.