Descansando (Reservado para Minerva)

Domingo, 29 de marzo de 1944:

Era un día completamente soleado de primavera, mi estación favorita en el año por una hermosa razón, y esa era que con cada primavera nacía la oportunidad para renacer y sonreir tras la aversidad. Es como si fuese una flor que sale en él frío invierno, para dejarnos saber lo hermoso de la vida, hasta ser feliz. Y qué mejor forma que en vez de ir a Hogsmeade, donde está el bullicio de la gente, y entrar en contacto con la naturaleza, y disfrutar lo hermoso del día. Invité a Minerva McGonagall, una de mis mejores amigas, y que a pesar de que éramos de dos casas diferentes nos llevábamos completamente, y era una de las poquitas personas que yo consideraba muy maduras. Y fuí al lago de las afueras de Hogwarts, en donde había un pequeño jardín.

Iba vestida un precioso vestido completamente blanco, que me llegaba hasta los tobillos; pero que realmente simbolizaba inocencia y pureza de la niña dulce que llevaba dentro y unas sandalias blancas; mientras que mi cabello lo llevaba com siempre me gustaba suelto, suave y como una cascada suave cayendo sobre toda mi espalda y caderas, solo que en ella llevaba una flor blanca en ella. En mis manos llevaba una canasta con comida y un mantel verde, mi varita, una libreta de dibujos, unos lápices de colores, y unos libros para leer.

Cuando finalmente llegué al lago, me quedé sorprendida por lo hermosa que estaba en el lugar. El sol estaba unido con el lago, y brillaba las montañas y riachuelos. Mientras que los valles cercanos estaban pintados de todos los colores con la belleza de las flores. Y el lago estaba tranquilo y sereno. Todo era perfecto.

Coloqué todas las cosas del picnic, después fui al lago, me quité las sandalias, subí un poco la falda del traje y remojé mis pies. Fue entonces que vi algo sorprendente cerca de un árbol.

-Un columpio. ¡Caray!- exclamé sorprendida al ver un columpio con un asiento de madera y cuyos laterales eran hechos de flores. -¡Oh no me he montado en uno de ellos en años!- exclamé al posar mis ojos en ello. Me senté en el columpio, me aguanté de los laterales llenos de flores, y me mecí, sonriendo como una niña. Jamás me he sentido tan feliz en mi vida. Entonces mientras me mecía miré la silueta de una persona de lejos que se estaba acercando. Y cuando comprové quien era, sonreí al verla. -¡Que bueno que venistes!- dije con alegría.

Foto del Columpio,xd.

Spoiler: